martes, 4 de junio de 2013


The show must go on

Seguramente varias de las que están leyendo esto han tenido un súper crush con alguien que no las pela o han andado con alguien que no las valoró y si no le has pasado a ustedes, puedo apostar que tienen una amiga a la que sí… como es mi caso, por eso mismo estoy escribiendo esto. No voy a hablar sobre las rupturas comunes, en las que no se dio y a seguir adelante, en las que el niño no es malo sólo no era bueno para ti. En este artículo me refiero a los niños cabrones (en todo el sentido de la palabra) que sólo anduvieron por andar, los que de verdad no supieron valorar el mujerón que tenían al lado o los niños que les encanta estar alborotando niñas aprovechándose de saber que se mueren por él, para tenerlas como quieren…. Pero que además la niña ni sigue adelante y queridas eso no es de cabronas!!!

lunes, 3 de junio de 2013


Sal con una chica que no lee 

Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela.

Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación. Descubre intereses y gustos comunes como el sushi o la música country, y construye un muro impenetrable alrededor de ellos. Haz del espacio común un espacio sagrado y regresa a él cada vez que el aire se torne pesado o las veladas parezcan demasiado largas. Háblale de cosas sin importancia y piensa poco. Deja que pasen los meses sin que te des cuenta. Proponle que se mude a vivir contigo y déjala que decore. Peléale por cosas insignificantes como que la maldita cortina de la ducha debe permanecer cerrada para que no se llene de ese maldito moho. Deja que pase un año sin que te des cuenta. Comienza a darte cuenta.